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Ciencias de la Salud

Investigación en salud: integración económica, social y cultural

Destacamos la publicación del Dr. Hernán Seoane, Director de Ciencias de la Salud de Camiper.

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Analizar la relevancia de la investigación en el campo de la salud es entender que impacta en la integración económica, social y cultural. Y es que, a partir de las investigaciones es posible recopilar datos e interpretar para modificar o añadir nuevos conocimientos a los ya existentes.

Y ello quedó más claro con el surgimiento del COVID-19, pandemia que ocasionó una serie de problemas en el mundo, sobre todo en aquellas naciones que no estaban suficientemente preparadas o no existía una cultura de la investigación arraigada.

En base a ello, Camiper, Escuela de Altos Estudios, insta a los profesionales y entidades gubernamentales a que promuevan las investigaciones, y difundan las existentes, tal y como ellos lo realizan en mesas de trabajo y convenios con instituciones.

“Realizamos investigación gracias a mesas de trabajo y convenios con instituciones que nos permiten dar un aporte importante a la salud a través de diversas publicaciones”, afirman desde Camiper.

En esa línea, en el marco del mes del médico ecuatoriano, Camiper te invita a leer algunas las investigaciones publicadas por especialistas de la institución. A continuación, una de ellas:

La Universidad en el CORONACENO (post COVID-19)

Hernán Seoane

Por Dr. Hernán Seoane, Director de Ciencias de la Salud de Camiper, Escuela de Altos Estudios

Extracto de la publicación técnica elaborada por el Dr. Hernán Seoane, Director de Ciencias de la Salud de Camiper, Escuela de Altos Estudios:

¿Qué harán las universidades con lo vivido durante la pandemia?

Se aproxima un nuevo desafío. Como salir, en forma progresiva, de la crisis que nos ha llevado la pandemia por el coronavirus hacia una nueva normalidad: algunos ecologistas lo han llamado: el CORONACENO. Momento crítico en la historia, donde las sociedades reiniciarán sus actividades en forma progresiva, comenzarán a abrir sus fronteras, reactivar sus economías y las universidades también comenzarán gradualmente a recibir a su comunidad.

La pandemia de COVID-19 ha afectado todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y la educación superior no ha sido una excepción. Al inicio del mes de Mayo, habían cerrado las universidades e institutos de educación superior en 177 países, dejando a más de 1.285 millones de estudiantes sin concurrir a sus casas de estudios.

Existe un denominador en común, todas han migrado en mayor o menor grado, hacia la trasmisión de contenidos mediados por la tecnología y las comunicaciones. Sin embargo, debemos considerar que mucha de la educación que se ha brindado “a distancia” se imparte en sus formas más básicas, en una modalidad de “emergencia”, replicando en general, las mismas formas tradicionales, y a veces anticuadas, de enseñanza presencial.

Simplemente no ha habido tiempo para repensar la pedagogía, para trabajar con diseñadores instruccionales tanto los contenidos digitales como los multimediales, y capacitar a la mayoría de los docentes para que puedan adecuar sus estrategias didácticas a esta nueva modalidad de aprendizaje.

Recursos en la investigación

Como se mencionó, en el mundo surgieron problemas por no estar preparados y existir suficiente investigación. Un claro ejemplo son países como Perú y Ecuador, dos naciones, cuyos presupuestos para la investigación en los últimos años no ha destacado. Así, en el caso ecuatoriano, si bien la producción científica aumentó en la última década, la ciencia y la tecnología no han recibido el presupuesto suficiente, a pesar de que en el 2016 se aprobó el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación, denominado “Ingenios”; con el objetivo de normar y promover la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación en el país.

A nivel mundial, la inversión promedio en I+D corresponde al 2% del Producto Interno Bruto, PIB; países de la región, como Brasil, destinan el 1,2% del PIB. En Ecuador, la inversión es mucho menor, en 2020 constituyó apenas el 0.47% del PIB. Eso significa que, el Ecuador está bastante rezagado, incluso para la región.

¿Qué impacto tiene la investigación en ciencias de la salud?

Ante la pregunta, primero, debe definirse -como ya se esbozó la idea- de que la investigación en salud es un proceso sistemático porque a partir de una pregunta de investigación se recogen datos y se analizan e interpretan para modificar o añadir nuevos conocimientos a los ya existentes, de un modo organizado. Y organizado significa que todos los miembros del equipo investigador conocen lo que deben hacer en el estudio, aplican las mismas definiciones y criterios y actúan de forma idéntica ante determinados sucesos.

Sin embargo, para referirnos al impacto que tiene la investigación en el campo de la salud, también resulta imperativo definir cómo un adecuado programa de atención a las personas repercute a nivel económico, social y cultural.

En este punto, aunque el mundo avanza en la automatización, para cualquier actividad económica es necesaria la intervención del mayor capital de cualquier empresa: humano. Y en esa línea, que un país tenga implementado un programa que salvaguarde la salud de las personas significará la continuidad de trabajos, evitando posibles paralizaciones, como sucedió a principios de la pandemia del COVID-19 por la falta de protocolos.

Asimismo, y como consecuencia de la activación de protocolos, los sectores productivos del país; así como las llamadas personas que ‘laboran del día a día’ tendrán la seguridad de que no habrán paras en sus trabajos; por ende, la economía continuará funcionando. Lo anteriormente expuesto también tiene incidencia a nivel social, toda vez que una sociedad tranquila a nivel económico tendrá un mejor progreso conjunto y existirá una cultura de prevención e investigación.

Investigación en salud

Investigación en salud en el mundo

Ceñidos al impacto de la investigación en el campo de la salud, muchos especialistas exponen que permite evidenciar las nuevas necesidades.

Al respecto, el presidente de Farmaindustria, Juan López–Belmonte, dijo que hay mucho espacio para la investigación y su consecuente impacto positivo.

“La investigación es crucial, sirve como bisagra entre la economía y la salud. No se puede concebir un sistema sanitario moderno y de calidad sin una robusta actividad investigadora, especialmente en el campo clínico”, indicó.

Asimismo, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es importante invertir en investigación ya que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de enfermedades o debilidades. La salud merece especial atención, ya que es la clave para un desarrollo más completo.

Una mejor salud es una condición necesaria, aunque no suficiente, para lograr mejores resultados en los ingresos, la productividad y el desarrollo sostenido. (…) invertir en la investigación para la salud en los países en vías de desarrollo es una necesidad, no una extravagancia. La razón está en que las personas deberían tener la expectativa de llevar una vida plena y saludable a pesar de las disparidades económicas. El dinero que se invierte en la investigación para la salud es un impulsor de la economía, aumenta la competitividad y aborda los factores determinantes sociales de la salud.


 

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