Los criterios de rentabilidad social para la minería según el Minem

Anteriormente, vimos lo que significa la rentabilidad social para los proyectos mineros, y la diferencia que existe con la económica, por lo que ahora toca revisar los criterios que se toma en cuenta para su respectiva evaluación.

El primer criterio tiene que ver con la dinamización de la economía. Es decir, que la inversión genere encadenamientos hacia atrás y hacia adelante; de manera que se fortalezca “una cadena de empresas proveedoras de insumos y servicios, y otras que se desarrollan a partir de lo generado por el proyecto”, explica el Minem.

Por otro lado, tenemos al Ingreso Nacional, Balance Fiscal y Balanza de Pagos. Bajo este otro de los criterios de rentabilidad social, se busca promover un desarrollo equitativo. Como sabemos, el gasto depende, entre otras variables, de los ingresos a través de la recaudación tributaria. “Se espera que la presencia de nuevos proyectos traiga nuevos flujos de capital para el territorio; de manera
que cumplan la función que no es posible realizar internamente y genere un crecimiento en la economía”. En tanto, la participación de empresarios locales en los proyectos, puede servir para mejorar la balanza de pagos”.

El tercero de los criterios a evaluar en la rentabilidad social se relaciona con el Nivel y calidad de empleo y salarios. Aquí, el indicador debe ser claro en diferenciar el aumento del nivel de empleo y la calidad del mismo (remuneraciones, beneficios laborales y sociales, etc.).

También se tiene en cuenta la Infraestructura local y nacional, principalmente en comunicaciones, transporte y servicios básicos; porque “la existencia de nueva o mejor infraestructura, es relevante para el
desarrollo local o nacional; cuando existe acceso que permita su utilización por parte de otros actores en la economía nacional o local”.

La tecnología como uno de los criterios de evaluación de la rentabilidad social

Otro de los criterios para evaluar la rentabilidad social de un proyecto minero, es la tecnología; ya que esta tiene un efecto sobre el desarrollo, al ser el “medio por excelencia para difundir el conocimiento en los territorios receptores”.

Además, “la tecnología ayuda a elevar más las productividades marginales con respecto al trabajo que la productividad marginal respecto al factor capital; entonces, las mayores productividades justifican el pago de salarios mayores, y no producen necesariamente un aumento de la masa salarial”.

Otro punto importante es la Distribución del ingreso, y la estructura social. Mediante este, se pretende desarrollar una distribución de los ingresos con un enfoque de desarrollo territorial; ya que, así, se esparcen los beneficios, “propiciando el acceso efectivo a la canasta de bienes y servicios”.

Finalmente, el último de los criterios de evaluación de rentabilidad social es el Ecosistema y la Cultura. “A veces, los proyectos introducen nuevos estilos de vida, nuevos patrones de trabajo, generan nuevos tipos de lealtades, imponen nuevas formas de autoridad y establecen nuevos estamentos sociales. Esto puede conducir a una actitud cooperativa y de conocimiento, que se traslada entre el proyecto y sus ramificaciones”.